Las plantas: entre la tradición y la ciencia

Las plantas: entre la tradición y la ciencia
16/11/2023
Las plantas: entre la tradición y la ciencia

El hombre siempre se ha interesado por las plantas, que han sido para él una fuente de alimento (plantas comestibles) y también un medio para curar sus enfermedades (plantas medicinales). La fitoterapia (o la medicina de las plantas) es tan antigua como el mundo y su historia puede dividirse en tres grandes etapas. Cada una de ellas presenta un nivel distinto de uso de la planta medicinal.

Hasta el siglo XVIII, utilización de la planta medicinal a nivel tradicional

Durante muchos siglos, las plantas han sido la primera y principal herramienta terapéutica a disposición del hombre. Desde siempre, nuestros ancestros han buscado en las plantas el remedio a sus padecimientos. En muchas civilizaciones, en todos los continentes, se desarrollaron farmacopeas vegetales, que se enriquecieron gracias al empirismo (conocimiento obtenido de la experiencia). Haciendo gala de un sentido de la observación sin igual, nuestros antepasados pudieron demostrar algunas propiedades de las plantas medicinales que nunca se han visto desmentidas por el uso. Las obras de Dioscórides y de Hildegarde von Bingen fueron especialmente importantes para el establecimiento de estos remedios tradicionales que se irán transmitiendo siglo tras siglo.

Sin embargo, este enfoque tradicional presenta limitaciones, pues no cuenta con el conocimiento científico, tanto médico como farmacológico.

Durante el siglo XIX, uso de la planta medicinal a un nivel farmacológico

Con el transcurrir de los siglos, los avances del conocimiento científico, médico y la evolución de las tecnologías tomaron, poco a poco, un camino muy alejado de esos «remedios tradicionales», conduciendo, por el contrario, hacia un uso de la planta medicinal encuadrado en un marco estrictamente farmacológico.

Gracias a las demostraciones experimentales se pudo demostrar la actividad de determinados constituyentes de la planta (los principios activos) y se han estudiado las formas galénicas (formas de administración) mejor adaptadas para una mayor eficacia. El interés de este enfoque es que permite un uso de la planta medicinal que sigue criterios farmacológicos precisos, haciendo posible salir del empirismo y de las imprecisiones del enfoque tradicional.

No obstante, este marco estrictamente farmacológico en el uso de la planta medicinal también tiene sus límites, que son los vinculados a la especificidad de la planta misma: problemas asociados a la multiplicidad y a la complejidad de los constituyentes de la planta, a la dificultad de estandarización de los productos a base de plantas (cantidad variable de los constituyentes de la planta dependiendo del periodo de recogida, del origen geográfico…) que hacen difícil su estudio farmacológico, y pueden generar resultados experimentales contradictorios.

Estas dificultades, así como la búsqueda del aumento o la reproducibilidad de un potencial de acción, llevaron poco a poco al abandono de la planta medicinal en beneficio del principio activo aislado.

Las plantas: entre la tradición y la ciencia

Por ello, el siglo XIX es la época del aislamiento de toda una serie de principios activos que fueron el origen de los nuevos medicamentos que contribuyeron de forma indudable a mejorar la esperanza y la calidad de vida: la morfina se aisló de la adormidera en 1817, la codeína en 1832, la quinina (antipalúdico) del árbol de la quina en 1820, el ácido salicílico de la corteza del sauce en 1838, y la digitalina (cardiotónico) de la digital en 1869…. Con el propósito de modelar el medicamento siempre hacia una mayor eficacia, el uso de la planta medicinal en su integridad cae así poco a poco en desuso.

A partir del siglo XX se implanta el uso de la planta medicinal a un nivel clínico

Este tercer nivel de estudio y de uso de la planta medicinal toma todos los datos obtenidos del estricto conocimiento farmacológico y los reintegra en una fisiología de los seres vivos con conceptos fundamentales de dinámica, interrelación, y globalidad. Por ello, el enfoque clínico puede confirmar ciertas propiedades derivadas de la tradición, pero no observadas en el estricto estudio farmacológico.

Este enfoque, que integra el estudio de la planta medicinal en la fisiología de los seres vivos, nos recuerda, más allá del principio activo aislado, el interés de utilizar el totum de la planta, los conceptos de sinergia y de potenciación de los distintos constituyentes de la planta, y nos invita a adoptar un uso integral de la planta medicinal.

Los conocimientos científicos actuales y la reciente introducción de las tecnologías «ómicas» que permiten generar cantidades masivas de datos en múltiples niveles biológicos y que conforman, por tanto, una herramienta potente que nos permite comprender cómo funciona la planta globalmente, nos facilita pruebas de la inmensa riqueza del totum y de la conveniencia de su uso.

conocimientos científicos

El totum de la planta, con las nociones de sinergia y de potenciación, permite utilizar dosis más pequeñas que el principio activo aislado para un mismo nivel de actividad, evitando de este modo los efectos secundarios específicos de las dosis fuertes (nociones de sinergia de acción y de biodisponibilidad).

| De este modo, el totum constituye una herramienta de calidad que permite ofrecer al organismo una solución adecuada para corregir sus disfunciones, mantener su equilibrio y conservar la salud.