Inspira, expira... todos los días nos vemos expuestos a situaciones estresantes, ya se trate de una cita importante o de la temporada de exámenes. Además de las técnicas de relajación y del ejercicio físico regular, existen algunas plantas que pueden ayudarte a dejar atrás a ese compañero «demasiado fiel»: el estrés. A continuación nos centraremos en dos de ellas: la rhodiola (Rhodiola rosea) y la avena (Avena Sativa).
Rhodiola
(Rhodiola rosea)
La Rhodiola es una planta perenne que crece en los terrenos arenosos y secos de las pendientes rocosas y de los acantilados. Se da especialmente bien en las montañas altas y las regiones frías de Europa, Asia central y Norteamérica. Su mayor riqueza está en su parte subterránea, la raíz, que emana un perfume delicado, similar al de la rosa.
La raíz de la Rhodiola rosea se ha utilizado tradicionalmente para facilitar el descanso y ayudar al organismo a afrontar el estrés transitorio favoreciendo la relajación.
Avena
(Avena Sativa)
La avena es originaria del Norte de África y de Oriente Medio y puede llegar a medir hasta 1,5 metros de alto. Además, también es capaz de enraizarse muy profundamente en el suelo ¡hasta más de 1,5 metros! Sus espigas son muy apreciadas. De la vaina se extrae el salvado de avena, que actualmente se utiliza mucho en alimentación.
Por lo que respecta a sus semillas (los futuros copos de avena) también se utilizan para favorecer la relajación en caso de agitación nerviosa, especialmente en periodos de actividad excesiva o sobrecarga intelectual. La Avena sativa también ayuda a mejorar la calidad del sueño.